Capacidad para crecer junto a otra persona, en una relación íntima
Preguntas Clave
¿Eres capaz de mirar a los ojos de tu pareja de forma sostenida?
¿Mantienes relaciones sexuales satisfactorias?
¿Apoyas a tu pareja en su realización personal y obras en consecuencia?
¿Eres consciente de como gestionas tu energía masculina y femenina?
¿Eres responsable de tu parte dentro del conflicto y haces algo para reeducarte o sanarte?
¿Aceptas al otro en sus limitaciones y le concedes el tiempo y el espacio que necesita?
¿Está tu relación de pareja compensada en relación a lo que das y a lo que recibes?
¿Hay orden en vuestra relación, es decir, compartís los mismos valores y estáis de acuerdo con los roles que jugais y con las tareas que desempeñáis?
¿Eres capaz de perdonar al otro por aquello que hizo y que tu sentiste perjudicial para ti?
¿Eres capaz de perdonarte a ti mismo cuando haces daño al otro o a ti mismo?
¿Te sientes libre dentro de la relación?
Acciones o comportamientos asociados
Escuchas al otro. Lo haces para comprenderlo realmente.
Cuando surge un conflicto te haces responsable de la parte que te corresponde. Mueves tu conciencia 180 grados y observas las emociones perturbadoras y las ideas infecciosas que produces y haces lo posible para reeducar (o sanar) esa parte aberrante de tu personalidad.
Observas tu comportamiento en relación a la energía masculina y femenina. Tratas de equilibrar ambas energía y despliegas o haces gala de tu masculinidad (si eres hombre) y de tu feminidad (si eres mujer).
Apoyas al otro en sus proyectos de vida. Haces cosas para facilitar que el otro realice su misión de vida.
Practicas una sexualidad sana. En tus relaciones sexuales integras el corazón y los genitales. Incrementas el placer en el otro mediante el uso activo de la energía sexual.
Miras a los ojos de tu pareja. Lo haces de forma sostenida, dejándote sentir en lo profundo de tu ser.
Concedes el espacio y el tiempo que el otro necesita. Cuando el otro necesita distanciarse lo respetas en su libertad.
No intentas salvar al otro de su desdicha personal. Cuando el otro se encuentra mal te enfocas en las soluciones, no en el problema.
No pretendes que el otro te salve a ti de tu desdicha personal. Te haces responsable de tu dolor interno y evitas el victimismo.
No le entregas al otro la llave de tu felicidad. No te haces dependiente del otro y no pretendes que la relación sea exclusiva.
Cultivas el amor romántico y lo haces crecer. Te muestras creativo y romántico.
Resultados, éxitos esperados
Mejoras la salud física, emocional y mental.
Aumenta la felicidad, el placer y la satisfacción personal.
Creas armonía en tu entorno y mejoras las relaciones con otras personas.
Tu misión de vida se realiza con más facilidad.
Mejora el conocimiento de ti mismo (tus limitaciones y virtudes personales)
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