Capacidad para perdonar a otras personas y a uno mismo.

• ¿Confundes el error con el pecado?

• ¿Cuando cometes un error te sueles echar la culpa?

• ¿Cuando cometes un error tiendes a echar la culpa a los demás o a las circunstancias que te rodean?

• ¿Cuando cometes un error buscas el perdón fuera de ti mismo?

• ¿Practicas el arte de perdonarte a ti mismo?

• ¿Tienes la costumbre de aprender de tus errores?

• ¿Perdonas al otro desde el corazón (no mentalmente)?

Eres consciente de los beneficios del auto perdón. Cultivas el deseo de perdonarte. 

Cuando cometes un error:

• No te mortificas. No te echas la culpa de lo sucedido y no generas autocrítica destructiva.

• No pides clemencia. Ya sea a un Dios externo, a un intermediario con Dios o a la persona a la que has hecho daño. 

• No te eximes de la culpa. No haces responsable a nadie de tu desacierto y no creas enfrentamientos innecesarios. 

• Te arrepientes sinceramente. Te haces responsable de tu comportamiento y tratas de reeducarlo.

• Pides perdón a los seres a los que has perjudicado. Lo haces después de perdonarte a ti mismo.

• Reconoces que cometer errores forma parte del juego de la vida. No te sientes culpable por equivocarte, ni digno de ser castigado.

Practicas la técnica del Ho´oponoono. Te abres al espíritu y repites con conciecia de su significado las palabras: lo siento, perdóname, te amo y gracias.

Aprendes de los niños menores de 7 años. Observas atentamente la facilidad que tienen de perdonarse y no esperas que se comporten como un adulto (con los mismos miedos y limitaciones)

Cuando alguien te hace daño:

• Reconoces que esa persona ha hecho lo que ha podido, lo mejor que ha podido. En función de su historia personal y de sus circunstancias personales.

• Te haces responsable de las emociones perturbadoras que sientes. No le echas la culpa al otro de como te sientes.

• Desechas las ideas infecciosas que produces con la mente. Evitas los juicios de valor sobre la persona y te centras exclusivamente en su comportamiento.

• Perdonas desde el corazón. Reconoces que esa circunstancia concreta es una oportunidad para liberarte del karma que has decidido enfrentar en esta encarnación.

1. Sientes alivio y paz interior.

2. Te liberas de las cargas del pasado que están dificultando tu realización personal.

3. Aprendes de tus errores y te retroalimentas positivamente, lo que produce una mejora de tu rendimeinto y una disminución de tu gasto energético.

4. Mejoras las relaciones personales.

5. Mejoras la salud física.

6. Incrementas tu autoestima.

7. Estabilizas tu mente.

8. Transformas el valor en poder personal. Te empoderas.

9. Ganas cotas de libertad.